Soy profesor
asociado al Departamento de Derecho Procesal de la Universidad de Alicante y
recientemente he tenido la suerte de impartir, más bien compartir, un practicum
con los alumnos de Derecho Procesal. Y digo suerte porque aunque salí de la
Universidad hace 19 años, es una satisfacción para mí el continuar en contacto
con ella desde hace unos diez años gracias al Departamento de Derecho Procesal y a estos practicums, donde tengo la oportunidad
a través de ellos de poner mi granito de arena en motivar y
empujar a esta gente, el futuro inmediato, a que una vez acaben la carrera se armen de valor, energía y decisión, rompan este fortín de la educación para salir ahí fuera a comerse el mundo sin ningún miedo ni duda. Y digo esto desde la añoranza personal, pues desde que formaba parte de ella como alumno, desde entonces, siempre he soñado con una Universidad mucho
más cercana con el día a día, que haga ver lo que hay ahí fuera como una
realidad palpable o, incluso, como un sueño que cumplir a toda costa, y no como
algo tenebroso e incierto que nos sirva de consuelo para no actuar y
encogernos. Hoy en día ya hay Departamentos como el mío que dan pasos en ese sentido, aunque si he de ser sincero, sigo soñando con ello porque queda mucho camino por recorrer.
Dos preguntas
impactantes abrieron mi intervención:
¿A cuántos de
vosotros os gustaría crecer como personas y futuros profesionales?
¿Y a cuántos de
vosotros os gustaría que ese crecimiento os hiciera ganar mucho dinero y vivir
muy bien?
Con ellas quería llamar la atención de los alumnos, pero principalmente anticiparles un practicum muy distinto a la clase habitual y clásica. Ese fue el primer mensaje que traté de darles a mis futuros colegas, “competidores”, Jueces a los que pediré Su Venia para intervenir o, por qué no, licenciados en derecho que se dedicarán a la Banca, a opositar, o a montar un negocio de peluquería por ejemplo. Incluso a empezar una nueva carrera como Medicina para cumplir su sueño de ser cirujano. Esto último fue lo que me manifestó con ilusión una de las alumnas.
Con ellas quería llamar la atención de los alumnos, pero principalmente anticiparles un practicum muy distinto a la clase habitual y clásica. Ese fue el primer mensaje que traté de darles a mis futuros colegas, “competidores”, Jueces a los que pediré Su Venia para intervenir o, por qué no, licenciados en derecho que se dedicarán a la Banca, a opositar, o a montar un negocio de peluquería por ejemplo. Incluso a empezar una nueva carrera como Medicina para cumplir su sueño de ser cirujano. Esto último fue lo que me manifestó con ilusión una de las alumnas.